jueves, 8 de agosto de 2013

¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?

Esta era una de las más difíciles cuestiones a resolver ya que son dos hechos en que cada uno es la causa de otro. Pero gracias a la investigación, se ha hallado una respuesta:

Los pollos o gallinos que hoy comemos pertenecen a la especie Gallus gallus domesticus. Este evolucionó a partir de un ave de la jungla asiática hace 10, 000 años. Alguna de estas aves sufrió una mutación en su ADN que originó a la gallina que hoy conocemos. Este nuevo ADN se encontraba dentro del huevo que dio lugar a la gallina.

Después de leer esta explicación, deducimos que fue primero el huevo ya que dentro de este, por mutaciones en el ADN de una antigua especie, se formó la gallina.

     
       

lunes, 10 de junio de 2013

ENTREVISTA A NUESTROS COMPAÑEROS AMERICANOS


En el mes de marzo, vinieron con familias de acogida estudiantes del colegio IDS de Tampa, Florida, a pasar dos semanas realizando excursiones y asistiendo al colegio con sus "hermanos" de España.

A mi familia vino una niña de mi edad llamada Maggie. La llevamos a visitar Madrid, entre otras cosas. Era muy agradable y divertida. Tenerla en mi familia por dos semanas fue una experiencia muy buena, ya que pasamos muy buenos ratos juntos y, además la enseñamos algunas palabras en español que desconocía.

En total, vinieron cuatro americanos a nuestro curso: Ethan, Logan, Jack Henry y Maggie. Un día, en periodismo les hicimos a los tres últimos una entrevista en inglés para la Radio CRC, en la que nos contaron como fue la experiencia para ellos de venir a España, la comida típica de aquí que más les gustó, las diferencias que encuentran entre los dos colegios, como ven lo de utilizar los IPads en las clases...


La entrevista la pueden escuchar en la página web que les pongo a continuación: http://rcajal.es/VidaEscolar/RadioCRC.aspx

miércoles, 20 de marzo de 2013

VACÍO


Me desperté, todo estaba oscuro, no sabía donde estaba. No había nadie a mi lado, ni a mi alrededor, todo vacío. Tampoco se oía nada ni a nadie. Me intenté poner de pie, pero no podía, las piernas me pesaban mucho, miré y vi el problema.  Tenía una especie de hierro alrededor de las dos. Pensé un buen rato por qué llevaba eso puesto, no hallé la solución. Tampoco diferenciaba muy bien el artefacto de hierro, tenía la vista borrosa y me dolía la cabeza como si me hubiera dado un golpe recientemente. Tenía mucho miedo, y quería salir de allí, pero cómo? Estaba inmóvil y sola, posiblemente en medio de ningún lugar, donde nadie me pudiese encontrar. Pero de repente oí un  ruido, por un momento pensé que venían a sacarme de aquel lugar. Primero el de unos pasos y luego unas llaves, por último una puerta, que parecía estar detrás de mí, se abrió. Empecé a mirar a todos los lados, pero la persona o las personas debían seguir en la puerta y no me podía girar hacia ese punto. Tenía mil preguntas que hacer, ¿qué sería este lugar?, ¿por qué estaba aquí?... pero sin darme tiempo ni a abrir la boca la puerta se cerró de un portazo. Me asusté aún más, no me ayudaban porque no me habían visto o porque eran ellos los que me querían retener? Me entró un escalofrío, pero intenté relajarme para pensar con más claridad la forma de escapar. Lo primero era librarme de lo que me impedía moverme. Parecía muy sólido como para romperlo, y a la vez era pesado como para moverlo. Volví a mirar hacia los lados en busca de alguna herramienta, pero la sala estaba completamente vacía.  ¿¡Qué más podía hacer!? La angustia me empezó a invadir. Me intenté incorporar, tras un largo esfuerzo lo conseguí. Me giré todo lo que pude hacia la puerta y una horrible sensación recorrió mi cuerpo, quise gritar, pero la voz no me salía. El miedo y la incertidumbre me corroían. Aquella cosa espeluznante e indescriptible estaba quieta y tan sólo a unos metros de mí. Quería gritar y correr, pero era imposible. El miedo me atenazó. De repente la figura se levantó. Venía hacia mí, lentamente, cada vez estaba más cerca, y cuando empezaba a distinguir lo que era, la puerta se abrió y entraron tres personas que se lo llevaron a rastras. ¿Por qué se lo habrían llevado y, por qué a mí no me cogieron, ni me miraron?. Estaba sola otra vez, en esa oscura habitación, a solas con mis pensamientos, intentando recordar... Me quedé dormida, aunque tan sólo por unos minutos, yo quería seguir durmiendo, pero no podía, no estaba cansada. Después de un largo rato se volvió a abrir la puerta con muchos pasos a continuación. Entraron seis personas, cuatro de ellas me rodearon, las otras dos llevaban a la misma figura de antes, pude distinguirlo, era un joven, pero ahora tenía muchos arañazos y golpes, estaba desmayado. Los que me rodeaban, abrieron el artefacto de metal, pude sacar mis piernas. Me levanté rápidamente al ver que los hombres que llevaban al muchacho lo dejaron en la camilla sin decirme nada. No me miraron, ni me hicieron un solo gesto, ¿qué estaba pasando? me preguntaba. Ellos sabían que yo estaba allí, les pregunté que era aquel extraño lugar, pero no obtuve respuesta. ¿Por qué me evitaban?. ¿Tendrían órdenes de ello?. Quería saber cuánto tiempo llevaba allí, pero sabía que preguntar sería en vano. ¿Qué podía hacer para llamar su atención y conseguir respuesta a mis cuestiones? Antes de que pudiera hacer nada, se estaban yendo, a punto de abrir la puerta, uno de ellos se giró, diciendo que había oído un ruido. Había sido yo, había tirado una piedra que encontré en una esquina, ¿cómo no podía darse cuenta de que había sido yo? El mismo hombre que oyó el ruido se acercó un poco más a donde me encontraba en aquel momento. Miró alrededor y se dio la vuelta otra vez. Mientras que él andaba hacia la puerta, se me ocurrió una idea que quizá diera resultado, me pondría detrás de la puerta y antes de que se cerrase del todo podría poner la piedra, evitando que se cerrara. Así a continuación, podría salir y, a escondidas, descubrir dónde me hallaba. Eso hice y afortunadamente salió como esperaba. Salí fuera de la habitación. La visión era espeluznante, me encontraba en un largo pasillo del que no se veía su fin. Paredes blancas e infinitas, puertas negras a ambos lados. No tenía mucha luz y se formaban sombras. Empecé a moverme y andar hacia delante, sin tener claro a donde me dirigía. No sabía qué hacer, podía abrir una puerta o continuar andando hasta llegar al final, pero y si no había final, o estaba yendo en una dirección errónea. Tampoco sabía lo grande que podía ser aquello. Me puse muy nerviosa, los nervios y la indecisión me bloqueaban. Me quedé allí quieta, sin atreverme a nada. Me tiré al suelo y quise llorar, pero no pude. Sentía un gran vacío en mi cuerpo. En ese mismo instante vislumbré dos figuras a lo lejos. Tuve un momento de indecisión, no sabía si quedarme allí o esconderme tras alguna puerta, opté por la segunda opción al recordar lo que le habían hecho al muchacho, había regresado con esos golpes... No sabía si había sido esa gente la que le había causados esos daños, pero prefería no arriesgarme. Así qué me apresuré a entrar en una de las puertas cercanas a mí. Al entrar me quedé mirando el pomo de la puerta. Y despacio me giré a ver el interior. Había otro guardia, pero por suerte estaba dormido. Tenía que salir de allí antes de que despertara. Abrí la puerta con cuidado para no hacer ruido, pero para mi desgracia, estaba un poco oxidada y empezó a crujir. Por detrás de mí, el hombre se movió, me volví asustada, y suspire de alivio, no se había despertado. Luego miré por la ranura, los guardias habían pasado de largo, no estaban muy lejos de donde me encontraba, pero tenía que ir a otra sala. Así qué salí con cuidado, cerré la puerta y camine en dirección opuesta a las personas. Poco a poco desaparecieron de mi vista. Cuando les dejé de ver, oí como alguien gritaba por donde estaban ellos. Al poco rato, vi a alguien corriendo en mi dirección y sin pensarlo me metí en la puerta más cercana. Cerré despacio otra vez y me giré, había dado con una habitación pobremente decorada. Había un escritorio, con una silla y montones de papeles. Todo parecía normal, hasta que me giré. La pared de detrás tenía unas fotografías, de personas diferentes, pequeños y mayores. Había gente que parecía ser de mi edad, dieciséis años. Estaban separadas en dos partes, una de ellas, la de la izquierda, tenía más imágenes que la de la derecha. Empecé a ver las primeras fotos, no tenía nada mejor que hacer en aquel momento. Las fotos de la izquierda tenían un pie de foto, con dos fechas, pensé qué podrían significar, y creo que lamentablemente lo adiviné. Conté unas once personas. Luego miré el otro lado con las otras fotos, arriba ponía "próximo objetivo". Me asusté, y aparté la vista, ¿y si yo estaba allí? ¿Sería yo el "próximo objetivo"? No lo quería ni pensar, solo de ver lo que le hicieron al joven que estaba conmigo en la sala, ¿y si me querían hacer lo mismo? Pero luego pensé que sería mejor ver allí mi foto, así podría saber con seguridad si lo que pensaba era verdad. Por suerte me había escapado, pero no tardarían mucho en darse cuenta de mi ausencia y me empezarían a buscar, así que me decidí y me giré de nuevo para ver si mi foto estaba en la pared, tendría que afrontarlo y hacer un plan para poder irme. Empecé por la última foto para ir hasta la primera. Era una niña, era muy pequeña, rubia y en la foto llevaba dos coletas, tendría unos cinco años. Le di la vuelta a la foto para ver si ponía algo de por qué estaba allí, en esa pared. Había una ficha con nombre y apellidos y luego ponía "acusación:" y un texto que no entendía y que será incapaz de leer. De pronto se me vino una idea a la cabeza, ese sitio podría ser una especie de lugar donde cogían a gente a la que condenaban a morir por haber hecho algo inadecuado, pero condenar a una niña de esa edad era inimaginable, ni a ella ni a nadie. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo, no me acordaba de nada de lo que había hecho antes de despertarme en aquella sala, ¿me habrían borrado la memoria? Eso no era exactamente lo que más me importaba en aquel momento, así que seguí viendo las fotos. Luego había un señor mayor, seguido por un chico de unos veinte años, luego una mujer...  Llegué a la primera foto, y no era yo, no estaba en todo ese bloque. Entonces, ¿qué hacía yo allí? No lo sabía y no se me ocurría nada. Así qué como no sabía que hacer miré el otro bloque, esta vez empezando por la primera. Seguí por la segunda, luego la tercera... Y al llegar a la última me dio un vuelco al corazón. Allí delante de mí estaba mi foto y con dos fechas debajo...